Ahora veo que los niños hacen y deshacen con ¡sus
padres! Y los padres ni se inmutan, mientras los hijos pueden estar a punto de
convertir todo en Hiroshima.
Eso no existía en mis tiempos (creo que lejanos por
como los veo ahora), el temor a los progenitores, el cuándo una sola
mirada decía “cállate y estate quieta” o
si existía un berrinche no te salvabas de una buena “san juaneada” (como dice
mi mamá al referirse una buena paliza) con el cinturón, zapato, mano limpia o
lo que encontraran a su paso, con tal de obtener el miedo con autoridad, no
digo el respeto, porque el respeto ya se compra y el miedo no. Pero todos,
antes de llegar a la década de los 90’s hemos pasado por ese tipo de
represiones, tan innecesarias como merecidas. Estaba leyendo la revista Vogue y
había una entrevista del legendario diseñador de Chanel, Karl Lagerfeld
contaba que su madre como buena alemana, llevaba su disciplina como un estilo
de vida y menciono una frase muy sencilla que ella le dijo en una ocasión que
trataba de hablar él desesperadamente “Tienes 6 años y yo no; haz un esfuerzo o
cállate”, no necesito más para dominar.
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