martes, 27 de octubre de 2015

Dando El Rol (Parte 2 de no sé cuántas...)

Está en puerta un Halloween... Hace literalmente trece años que no voy a uno y en aquella ocasión me prestaron una túnica de Jedi y ya, ése fué mi super disfraz. Ésta ocasión creo que será diferente... Mi amiga M -sí, la misma del relato #PincheGente (Píquenle ahí si no lo han leído)- va a disfrazarse de Harley Quinn, versión Suicide Squad, para lo cual necesitaba una peluca rubia-casi-albina y otros misceláneos para el atuendo, por lo que dispusimos una visita a las concurridas calles del centro histórico de la capital. Realmente me sirvió que mis amigos de la universidad -en especial Gabo- les gustara rondar por aquellos lares, sobre todo para conseguir piezas para nuestro raquítico "negocio" de piercings (de hecho sí hicimos varios, incluído el de la ceja de mi hermana menor \m/\m/) Así que saliendo del laburo iniciamos la travesía, recortada en buena parte por la amabilidad de nuestro compañero Carlos, que nos acercó a solamente un par de estaciones de metro de nuestro destino. Así pues, entramos a la estación del metro Chabacano (correspondencia con líneas ocho y nueve) con dirección al zócalo capitalino. Emergimos a la superficie en la salida cercana a catedral, por la zona donde los comercios adecuados se encontraban y es un gusto andar en la plancha central sin que hayan carpas ni manifestantes; cosa aparte de mi agnosticismo, la catedral es un edificio bastante bonito y llamativo, que data de la colonia aunque ha pasado por varias etapas de construcción, ergo, por varios estilos arquitectónicos, yendo desde el gótico y pasando por barroco, plateresco, estípite y neoclásico. 
El recorrido continuó, dando vuelta por el costado oriental de la construcción y para no seguir hasta la calle de Brasil, cortamos por un pasaje comercial hacia San Ildefonso, donde está el antiguo colegio del mismo nombre, sede de presentaciones, conciertos y exhibiciones, la mayoría temporales (hablaré de alguna acá , cuando la ocasión lo amerite) y seguimos caminando en dirección sur, pasando a un costado del Templo Mayor, ruinas de lo que fue, como su nombre lo indica, el principal sitio de culto en Tenochtitlan que, una vez subyugados los aztecas por los españoles, fue sepultado (como la gran mayoría de los templos aztecas que no fueron destruídos) e iglesias fueron edificadas sobre los mismos. Llegamos a las calle de El Carmen y me sorprendió la cantidad de vendedores ambuelantes que quedan y no es que haya pocos, sino que se ha reducido dramáticamente la cantidad de puestecitos "toreros" respecto a los que habían la última vez que fuí. 
Una vez adquiridos los artículos "necesarios", anduvimos caminando en busca de henna un muuuy buen tramo y me llené de consternación y tristeza cuando descubrí que nuestros sitios donde otrora la conseguíamos, han desaparecido -seguro por ahí sigue habiendo dónde, sólo que M comenzó a ponerse nerviosa porque ésas ya alejadas calles, en efecto, no están muy bonitas que digamos, gente y calles incluídas, además de que ya hacía hambre- Así pues, dimos marcha atrás y me dijo "Hay un bufett de comida china por el metro Allende" y caminamos por la calle de Venezuela hasta llegar a Brasil (la calle, caminar hasta Brasil hubiera estado muy cabrón =P) justo junto al museo/antigua Escuela de Medicina y frente a la plaza de Santo Domingo -conocido acá como "Santo Domigo High School" pues se rumora que ahí se hacen realidad tus sueños de terminar cualquier carrera, a través documentos apócrifos de término de la misma XD- continuando el recorrido hacia la referencia de "cerca del metro Allende", dimos vuelta en la calle de Tacuba y por supuesto pasamos frente al mítico Café de Tacuba, restaurante de comida típica mexicana, más conocido pero que se da un buen entre con El Cardenal, ahí a pocas cuadras y ambientados ambos para que se sienta el viaje al pasado, aderezado con la comida no solo mexicana, sino según presumen, con los mismos métodos y recetas tradicionales. Después de un desafortunado desvío (no creíamos que entrar por la calle de Motolinía fuera prudente, aunque después descubrimos que era lo que se debía hacer XD) encontramos el rumbo, cruzamos por Motolinía las calles de Cinco de Mayo y Madero -que ahora se ha convertido completa en paso peatonal- hasta casi llegar a dieciséis de Septiembre y con la tripa rugiendo a lo que daba -y con la vejiga a punto de reventar-, enfilamos al interior del negocio sin prestar atención al mesero que amablemente nos daba la bienvenida. Acompañado de agua de maracuyá, debo aceptar que los platillos a disposición y discreción de nosotros comensales, están bastante sabrosos; durante la plática obvia durante la comida, platicábamos de más sitios dónde comer y concertamos cita mensual, vayan o no el resto de las princesas con nosotros, a otro sitio de comida china en la calle de Dolores, un restaurante de comida libanesa en Gante o a ver de qué otro nos acordamos... Sería bueno cocinar de hecho chop suey, arroz almendrado, pollo agridulce, kibbeh o incluso halvas... más económico pero en contraparte, carente de paseo. 
Atascados de madre y media comestible, caminamos para "bajar la comida" hacia la alameda central, ya descrita en otra entrada hasta llegar al metro Hidalgo para retornar cada quien a nuestras casitas.

Hace falta salir, sobre todo por sanidad mental en éstos tiempos aciagos de incertidumbre laboral y cargas de trabajo desmedidas y desiguales.

Más de la ciudad de México cuando vuelva a salir!

-FIN DE ENTRADA PASEADORA-

AGURRRRRRRR!!!!

P.S. Por si la duda los carcomía, yo me disfrazaré de Joker,,, =P


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