miércoles, 12 de agosto de 2015

Día De Perros (O "De Carnicerías Y Cafres")

Todo empezó el día de ayer por la mañana, cuando por diversas razones tuve que asistir a una clínica del Seguro Social, una clínica que no es la que me corresponde; acá en México hay dos grandes instituciones públicas que proveen de atención médica a la población, una es para los trabajadores del estado y la otra para la población en general.... Siempre he creído que ambas son una cochinada burocrática, a pesar de tener muuuy buenos médicos. La queja viene aquí... La clínica en cuestión está ubicada en un edificio bastante viejo, pero se supondría que por los impuestos que se recaudan, debería estar en mejores condiciones. Yo creo que siguen las enseñanzas de Ricco, el líder de los pingüinos de Madagascar, construyendo con palitos de paleta y cucharas de plástico para que no se derrumben las cosas y no sólo el edificio es viejo, se ve y se siente decadente... El techo (vamos a calcular que de unos quinientos metros cuadrados), es de lámina y está lleno de agujeros y no tiene el sellado adecuado... No quiero saber que pasa dentro cuando llueve torrencialmente; la pintura se cae a pedazos y también se nota que cuando la aplicaron, fué para tapar que el aplanado de la pared se desprendía por humedad... Y de la atención ni hablamos; servidoras públicas regañando a gritos a gente muy mayor porque no llevaron las estrellitas del kinder y su certificado de defunción adelantado para hacer cualquier trámite -ok, ésto es exageración, sin embargo no está muy alejado de la realidad-. En resumidas cuentas y yo perteneciendo a la otra institución de seguridad social, puedo decir que amo mi clínica...
Después de una infructuosa hora, salí de la clínica y me dispuse a ir al colegio de mi hija para realizar más trámites, compra de útiles y demás, para lo cual abordé la unidad marcada con el letrero que indicaba me llevaría a mi destino. Deben saber que viajar en el transporte colectivo de la ciudad de México, es una aventura de colores, olores, folclor y vendimia in-com-pa-ra-ble! Tan común como es, me tocó viajar de pie y apretado al principio, pues los choferes insisten en subir tanta gente como quepa en el vehículo y más (parecen sin exagerar los famosos trenes hindúes que tanto aparecen en internet, con gente colgando inconsciente y peligrosamente de todos lados), a mi lado viajaba una señora de unos 65 años, con un bonito paraguas azul con motivos florales, colgando de su brazo izquierdo... Mismo chingado paraguas jodón que no dejaba de golpearme pertinazmente como si tuviera vida propia... ¬_¬ -De acuerdo... voy viajando en transporte público, pero la inconsciencia de la gente si me puede desesperar- Además la señora seguro sufría de algún tipo de incontinencia porque no olía feo.... APESTABA a que iba soltando sutiles flatulencias, de las silenciosas, pero mortales, además de el característico olor a sebo que el cuerpo desprende después de no tomar un baño por un par de cinco o seis días... Su madre.... OK... se desocupa uno de dos asientos de una banca doble, lugar ocupado por una señora menudita (para quienes no lo sepan, menudita lo usamos para referirnos a una persona de complexión baja y delgada), contrastantemente el asiento que quedó ocupado lo estaba por un tipo todo lo contrario a la muchachita con la que compartía asiento... El tipo alto, MUUUUUY gordo y de notoria carencia de modales, pues en cuanto se bajó su compañera de viaje, se desparramó como lechuga, abriendo las piernas como si le estorbaran los huevos para cerrarlas un poquito... Bueno... Se desocupa un asiento más, esta vez unitario, justo frente a mi, mismo que cedo a la señora de aromas sutiles y paraguas molestón; tal vez la señora sufre de proxemia, pues cuando le tocaron el hombro para ofrecerle el lugar, sólo se limitó a devolver una mirada fúrica y a decir que "ni se preocupara, que ya iba a bajar" -ni era cierto, se bajó como diez cuadras después-. La señora debió estar además de mal humor, pues no perdió la oportunidad de meterme sendo paragüazo a su bajada... 
Llegué al colegio y por fortuna, después de ya un buen rato que tengo a mi hija estudiando ahí, me llevo muy cordial con la profesora que recibe los pagos. Ir a saldar mis deuda me quitó un peso de encima... En realidad me quitó miles de pesos de encima... =( La recompensa que recibiré, como cada año, es que mi hija aprende, recibe buen trato y está contenta en ésa escuela.

Creí que mi día mejoraría cuando por la tarde-noche, asistí a hacer ejercicio y si, en efecto me gusta porque me siento mejor y sudo como puerco en parrilla... Además se nota que la instructora substituta (lean bien SUBS-TI-TU-TA) ya se va acoplando a nuestro ritmo y ya nos cansa un poquito más.

Por lo demás, dormí tarde y atribulado por razones que no detallaré...

-FIN DE ENTRADA DEPRIMENTE-

AGURRRRRR!!!

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